lunes, 28 de diciembre de 2009

Novelas de aventuras...


"La esclava blanca"
Mayne Reid.
Ediciones y Publicaciones IBERIA.
Aribau, 179. BARCELONA.
Ilustraciones de J. Dalmau.
Impresa en los talleres gráficos Solá y Ferrer, Valencia, 200, teléf. 1282 G.- Barcelona(España).
90 céntimos, como se aprecia en la portada.
Debía de ser una de las novelas preferidas de mi padre, a juzgar por el uso.
Yo la leí cuando tenía 13 años y me entusiasmó.
Desde entonces, siempre la he conservado como una joya.
Trata de los indios semínolas, en Florida, y de su lucha por conservar su territorio y sus tradiciones y costumbres, frente al hombre blanco, intruso despiadado y sin escrúpulos.
En el fondo, es una novela "de amor"...
Y es que, una historia, sin el ingrediente del amor, no vale gran cosa...

Una familia...(1939).

De izquierda a derecha: Enrique Pérez Quílez, Pilar Pérez Quílez, José Pérez Quílez, Gertrudis Quílez Granada, Enrique Pérez Martínez.
El fotógrafo debió ser el Sr. Lasheras.
Mi abuela me contó que fueron a fotografiarse, porque a mi tío José lo mandaban al frente de Teruel, y querían conservar una imagen de toda la familia unida, por lo que pudiera pasar.
Afortunadamente, a mi tío, lo retuvieron en Jaca, y entró en la banda militar de música.
A pesar de las sonrisas, un tanto forzadas, se aprecia cierto aire de temor y preocupación.
Al dorso, hay una inscripción, (reconozco la caligrafía de mi padre): "En Jaca y 1939".

Una antigua cartilla...





Cubiertas y dos páginas interiores de una cartilla, sencillísima, pero muy efectiva, seguramente...
No hay fechas que puedan datarla...
Y no sé quién la utilizó en su día...


Un gran fotógrafo...


Julio Hernanz Humbrías.
Fotografía tomada en Barcelona, en la Navidad de 1972, por un amigo suyo.
Era una persona sencilla, afable, generosa.
Lo más importante para él, eran su familia y su afición a la imagen fotográfica.
Había logrado los mayores premios por su excelente y sereno buen hacer que se reflejaba en todas sus obras.
Incluso llegó a figurar en los anuarios mundiales de fotografía.
Pero él no le daba importancia...
Cuando se encerraba en su laboratorio, se olvidaba del mundo, y así, era feliz.
Vivió varios años en Jaca, hasta su muerte.
Todavía hay amigos que lo recordamos con afecto...

El hermano Damián...

El hermano Damián Bello, a su izquierda, Anabel Subías.
Candanchú, navidades de 1970.

Candanchú...


Candanchú, "Tobazo", navidades de 1970...

Mi calle...

La calle Escuelas Pías, desde la calle Mayor, una mañana de agosto de 1980.

¡Vaya casa...!

Diciembre, 1970.
Esta casa era la admiración de todos los jaqueses...
Nunca se había construído un edificio igual...
Hasta se hicieron chistes...
Hela aquí, aún sin terminar, adornada con una enorme estrella navideña...
Todos saben de qué casa se trata...
¡Pues claro que sí...!

Aquel Conde Aznar...

El Conde Aznar, regresa victorioso, seguido de sus huestes, en el Primer Viernes de Mayo de 1978.
Tomé esta fotografía desde la valla del Instituto, y puede verse, al fondo, el edificio de Correos y Telégrafos.
Hace treinta y un años...

La iglesia de Barós...


Una tarde de la Semana Santa de 1970, Víctor Landa y yo, dimos un paseo hasta Barós.
La iglesia estaba abierta...
Allí hice esta fotografía, de una antigua lámpara suspendida del techo, e iluminada por el sol del atardecer...

Fotografía del Colegio...

Una tarde, me sentaron en una silla, junto a esa mesa que aparece cubierta de libros, y con el Sagrado Corazón a mi derecha...
Tenía seis años...
Fue al comenzar el curso...
¿Cuál es el libro que tengo en las manos...?
¡Quién sabe...!
¿Y quién fue el fotógrafo...?
¡Buena pregunta...!
Sólo sé que tenía seis años, y que mi mirada, entre seria y sorprendida, no había contemplado nada que estuviese más allá de los límites de mi casa y del colegio...

¡"Chiquitín...!"





¿Quién, de nuestros años, no recuerda la primera cartilla...?
Cinco años más, cinco años menos..., todos hemos pasado por ella...
Todos aprendimos a leer en sus páginas, de dibujos sencillos y colores suaves...
El hermano Tomás, en aquella clase de la planta baja, desde la que se veía el patio de recreo, nos hacía leer y releer, hasta que las letras formaron sílabas, y las sílabas palabras, y éstas, por fin, frases completas...
Días oscuros de otoño, días más oscuros de invierno...
Y en la primavera, ese sol que nos llenaba de alegría...
Y el final de curso, un poco antes de las Fiestas de Santa Orosia y San Pedro...
¡Ya sabíamos leer...!
(Portada, una página y contraportada de la cartilla "Chiquitín", que todavía conservo, a pesar de los años y de los traslados...)

San Juan de la Peña, finales de mayo de 1961.

Todos los años, los PP. Escolapios organizaban una excursión al Monasterio de San Juan de la Peña.
Esta fotografía se debe a la cámara del P. Jesús Angulo, que actualmente reside en los Escolapios de Barbastro.
Aquí, estamos algunos de sus alumnos, antes del consabido partido de fútbol...
De pie: Santiago Gonzáles Catalinete, ?, Tomás Ara Palacios, Julio López, ?.
Agachados: José Luis Alegre Gil, Fernando Urieta, Enrique Pérez Tudela, ... Ariño, Jesús..., Fernando Sarto Zubero, Pedro Luis Pérez Palomar.
El año 1961, una vez más, y utilizando como medio de transporte uno de los autobuses de "Transportes Callizo", nos desplazamos hasta el Monasterio.
Recuerdo todavía las explicaciones que nos dio el teniente Andía, padre de Mariano Andía, que era de mi curso.
En aquel viaje también estaba Víctor Ibor Bartolomé, que iba un curso por delante de nosotros.
El año 1962, el viaje fue al Castillo de Javier, con ocasión de la "Javierada". Había gran cantidad de autobuses, de colegios tanto de religiosos como de religiosas. Nos encontramos con el P. Jesús Martínez, que estuvo el año anterior en Jaca.
A los pocos días, tuvimos el examen de Ingreso en el Bachillerato, que se realizó en el actual Instituto "Domingo Miral". María Ángel Montaner me hizo leer algo que no recuerdo, de un libro que tampoco recuerdo...
Hizo frío aquellos días de principios de junio.
Francisco Javier Benedicto Fustero, se examinaba conmigo, así como Miguel Mesado Lobato, Pedro Luis Pérez Palomar, Francisco José González Puértolas, "Pacopepe, Martín Javier Herráez Ibarbia, ... Giner, y otros que ya no recuerdo.
Sin embargo, pueden hallarse nombres en el libro de Pedro Juanín "Exalumnos de Jaca", el primero que publicó.
Hay que valorar, y mucho, la enorme voluntad de este autor, por recuperar la memoria perdida de aquellos años, igual que de anteriores y posteriores...

Mi hermano...


Mi hermano, José Antonio Pérez Tudela, a los diez años.
Glacis de la Ciudadela.
Agosto de 1965.
Ese verano tuvo lugar en Jaca el III Festival Folklórico de los Pirineos.
Fue un verano muy caluroso...

Fotografías familiares...(VII).


Verano de 1958. (Agosto, probablemente...)
En los glacis de la Ciudadela.
De izquierda a derecha: Enrique Pérez Tudela, Margarita García Pérez, José Luis Val Jarne, Loreto García Pérez, Ana María Val Jarne, José Antonio Pérez Tudela.
Yo, no llevo ningún fusil al hombro. Es un poste de la Ciudadela, situado así, por casualidad, en la fotografía.

Fotografías familiares...(VI).

Verano de 1957...(?)
Detrás: Mi abuelo, Enrique Pérez Martínez, Dª Alejandrina, amiga de la familia, una niña que no puedo identificar, mi tía, Pilar Pérez Quílez, hermana de mi padre.
En primera fila: Mi madre, Mª Josefa Tudela, yo, Enrique, y mi prima, Margarita García Pérez.
El Monasterio de las MM. Benedictinas, al fondo, a la izquierda.

Fotografías familiares...(V).

En la calle Escuelas Pías, cabalgando en mi elefante de cartón-piedra, con mi camión, con el que tanto jugaba en la terraza de casa.
Primavera de 1955.

Fotografías familiares...(IV).

La misma fecha detrás: 7 de abril de 1954.
De izquierda a derecha: Una vecina del lugar, mi madre, luego yo, y mi padre.
A ver si averiguamos de qué pueblo se trata...

Fotografías familiares...(III)

Mi padre y yo, en el pueblo donde esta destinado como maestro.
Detrás, hay una fecha: 7 de abril de 1954.
Posiblemente, mi hermano puede averiguar, consultando su hoja de servicios, en qué lugar nos hallábamos.
La moto era del fotógrafo, todo hay que decirlo.

viernes, 25 de diciembre de 2009

Fotografías familiares...(II)

Debería de tener alrededor de un año, o un poco más...
Esta foto debe ser de finales de 1951 o principios de 1952...
En Jaca...
Posiblemente el autor fuera el Sr. Lasheras...

Fotografías familiares...(I)

De alguien tendría que haber heredado mi afición por la fotografía...
Mi abuelo materno, Antonio Tudela, con su cámara de "fotos al minuto", en algún parque o avenida de Melilla.
No hay ninguna fecha...

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Un grupo de amigos...

Intentaré recordarlos...
Abajo, sentado en el suelo, Rafael de Goicoechea, "Goico", hijo de un arquitecto que residió un año o dos en Jaca. No tengo ni idea qué obras llevaba a cabo, ni qué edificios construyó...
A Rafael de Goicoechea le gustaba el esquí, y siempre volvía con la cara quemada por el resplandor de la nieve...
Sentados, a la izquierda, Javier López Hijós, que fue concejal del Ayuntamiento de Jaca.
A la derecha, Antonio..., lo tengo en la punta de la lengua, pero no me sale...
Era hijo de militar, y tenía otro hermano...
En la siguiente fila, Paco Rapún, quien sostiene sobre sus hombros, igual que si fuera el mismo Atlas, a Javier Moreno Arreba.
Los dos siguientes, son Antonio García Serrano, que, sobre los hombros de Antonio...(lo siento, pero no me sale...), mira hacia abajo y no se aprecia bien, y, a su lado, José Antonio Galante Patiño. Hermano de Eduardo Galante Patiño...
Eran hijos de un teniente coronel, destinado en el Regimiento...
Y, sobre ellos, Luis Enrique Lope López, que fue concejal del Ayuntamiento de Jaca en los años ochenta, bien entrados, según creo recordar...
He logrado recordar el nombre y apellidos del amigo que faltaba: Antonio Villar Notario. Creo que trabaja en la Universidad Pública de Navarra. Pero hace tiempo que no sé nada de él...
Agradezco a Paco Rapún dos aclaraciones: El segundo apellido de Antonio Villar, es Notario. Y Luis Enrique Lope López sigue siendo concejal del PP en el Ayuntamiento de Jaca.

De vuelta del Castillo de Loarre...


No recuerdo quién me hizo esta fotografía...
Fue en Ayerbe, de regreso del castillo de Loarre.
Detrás, una fecha: 14-V-69.

Un carnet de biblioteca...




Carnet de la Biblioteca Pública y de la Universidad.
4 de junio de 1945.
El garante fue D. Manuel González Chicot, director de "El Pirineo Aragonés" y un excelente amigo de mi padre y de toda nuestra familia...
Pueden observarse ambas firmas.
D. Manuel y mi padre, fueron compañeros, como decían ellos, "del primer bachiller".
Ambos descansan en paz...

Tarjetas de visita...


Tarjeta de visita de mi abuelo.
Nombre y apellidos, dirección y localidad.
Así de sencilla...

Nevadas de antaño...

Otra fotografía, también desde la terraza, donde puede verse el patio de los corrales de "la Campanilla". El peral, la verdad es que daba unas peras como peñas, y, salvo cocidas, en compota, no había quien les hincara el diente...
Al fondo, la cola de la Peña Oroel.
Puede verse, en primer plano y adosada al muro, parte de la estructura que sustentaba la parra.
Mi abuelo, con tablas y listones, consiguió montar un tendedor, que, en verano, aguantaba el peso de las ramas nuevas y los abundantes racimos que la parra nos ofrecía...
Las uvas, eran de piel algo basta, pero tenían muy buen sabor...
Decía mi abuela:
"...Pa´la Virgen de agosto
pintan las uvas...
Y pa´la de septiembre
ya están maduras..."
¡Qué a gusto picoteaba mi abuela los gruesos granos...!
Y tenía la costumbre de guiñar un ojo si le salía uno algo ácido...
A la izquierda, y detrás del poste, se aprecia la tapia de las Benedicitinas.
Al otro lado, estaba el patio de recreo de las niñas.

Recordatorios...



¡Ay, Señor...!

¡Aquellas nevadas...!

El jardín de los Irigoyen, desde la terraza de casa.
Era el invierno de 1969-70...
Al fondo, la parte trasera, con la piedra vista, del Monasterio de las MM. Benedictinas.
Al ampliar la imagen, puede verse mejor una paloma posada en la barandilla de la galería, en el segundo piso...
A veces, sueño con este jardín...
Y los habitantes de la casa no son siempre los mismos...

domingo, 13 de diciembre de 2009

La Inmaculada del Colegio de PP. Escolapios.

Una imagen de la Inmaculada Concepción, presidía el altar mayor en la iglesia del colegio de los PP. Escolapios. Ahora mismo, desconozco dónde se encuentra. Seguramente, almacenada en algún lugar de la diócesis.
En el otoño de 1959, la iglesia del colegio fue objeto de una restauración, si así puede llamarse a tapar grietas, pintar paramentos y techumbres, renovar los dorados y repintar algunas imágenes, entre ellas la de la Inmaculada.
Era una Virgen muy querida para nosotros, los colegiales, que varias veces al día la contemplábamos, ya fuera en la Misa diaria, en Rosarios rezados por el alumnado en pleno, o, en nuestro acercamiento al Sacramento de la Penitencia, los sábados por la tarde, antes de salir de clase. Además de los domingos. Ese día, la iglesia lucía en su sencillo esplendor.
Y la Virgen, era como la Madre de todos, desde los chiquitines de la clase infantil, hasta los chicarrones que estaban a punto de terminar el primer Bachiller.
Me gustaría saber dónde se encuentra...
Y en qué estado se encuentra...
(Fotografía tomada en agosto de 1983).

Santa Lucía, 13 de diciembre.


El 13 de diciembre de 1961, aunque hacía sol, la temperatura era muy baja. La verdad es que el sol apenas si terminaba de asomar tímidamente tras los muros del Monasterio de las Benedictinas. Esa mañana, debían ser sobre las ocho, la banda de música de Jaca, dirigida por el Sr. Lerma, (tenía una hija muy atractiva, dicho sea de paso), recorría las calles de la ciudad, alegrando con sus sones esas horas tan frías.
"¿Por qué pasa la banda de música...?"
"Hoy es Santa Lucía, patrona de las modistas...?"
"Y, ¿esa música que tocan...?"
"Se llama "Batallón de modistillas...", dijo mi madre.
Yo aún no me había levantado, pero pronto tuve que dejar el tibio y grato calor del lecho infantil, para ir al vecino colegio de los Escolapios.
Al salir de casa, el frío hizo que me lloraran los ojos.
Los sones de la banda de música se escuchaban muy cerca.
Jaime Serrano, vecino nuestro, tocaba el clarinete desde hacía tiempo.
Y vi pasar la banda, todos uniformados, con su director al frente.
Luego, inmerso en las tareas colegiales, me olvidé de todo, de la música, de la banda de Jaca y de Santa Lucía también...
Esa tarde, en la cocina familiar donde hacíamos vida, sobre todo en invierno, mi abuela comenzó a evocar sus años infantiles en Biescas, donde nació, y me cantó un estribillo sobre la Santa:
"...Santa Lucía bendita,
que hoy te viene a visitar,
con los ojos en el plato
pidiendo una caridad..."
Era costumbre que la gente menuda y adolescente, fuera de casa en casa con una cesta, recogiendo lo poco que se podría recoger: Unos huevos, un pan, en fin, lo que hubiera en casa, que en aquellos tiempos de principios de siglo no estaban las despensas demasiado nutridas...
Y todo ello se llevaba al mosén del lugar, para que, por lo menos, ese día y unos cuantos más, su yantar fuera un poco más nutritivo...
No sé qué habrá sido del Sr. Lerma. En 1968, creo que aún dirigía la banda municipal.
Luego, ya no tengo más noticias...

sábado, 21 de noviembre de 2009

San José de Calasanz.

Más o menos por estas fechas, comenzaban las fiestas en honor de San José de Calasanz, fundador de la Escuela Pía, y patrono de todas las escuelas españolas, públicas y privadas.
Un santo que todos respetábamos, que tenía un lugar en nuestros corazones infantiles.
Era nuestro protector, el que velaba por nosotros en las horas de estudio, en los ratos de recreo,
en toda nuestra vida de colegiales...
Las fiestas consistían en partidos de fútbol, juegos, concursos, carreras de bicicletas, y muchos otros entretenimientos...
Culminaban las fiestas el 27 de noviembre, con una misa solemne en la Catedral, donde asistía todo el chiquillerío, masculino y femenino... Después, cohetes, suelta de globos, (el P. Santiago López era un experto en ambas cosas...), y, por la tarde, una sesión de cine.
Luego, todo volvía a la normalidad, a la "otoñal monotonía"...
San José de Calasanz compuso una oración que se rezaba en ocasiones...
El P. Jesús Angulo, de quien guardo un cariñoso recuerdo, solía rememorarla por las tardes, en la penumbra de la iglesia del colegio...
Hoy, José de Calasanz, el santo que se desvivió por los niños, está olvidado, en aras de la idiotez
laica, y otras tonterías que ha traído la democracia, pero que nada tienen que ver con ella sino con estúpidos partidismos...
En fin...
Bendito sea este santo, que, al menos, durante unos días, nos alegraba la vida, la sencilla y ordenada vida de colegiales...
Los que un día lo fuimos, en aquellos lejanos años, cuando aún no sabíamos nada del mundo ni de otras complicaciones...
(Fotografía tomada en agosto de 1983, desde el coro de la iglesia de los PP. Escolapios. La imagen de San José de Calasanz, que el 27 de noviembre era llevada en procesión por las calles de Jaca.)

sábado, 3 de octubre de 2009

D. Juan Guindeo, sacerdote.

D. Juan Guindeo...
Lo primero que me viene a la memoria es el día de su funeral, celebrado en la Catedral de Jaca, en noviembre de 1974, (¿o fue en octubre?), al que asistimos todos sus alumnos y gran cantidad de exalumnos.
Fue de repente...
D. Juan Guindeo, la bondad personificada...
Guardo de él un buen recuerdo.
Comprensivo, tolerante, piadoso, rara vez se enfadaba con nosotros, aunque sus buenas razones tenía...
La imagen del buen sacerdote, más dispuesto a conceder el perdón que a juzgar lo errado...
Más inclinado a la compasión que a las duras penitencias...
Todos decían que era un santo.
Yo, así lo creo.
He conocido sacerdotes a lo largo de los años.
Algunos, se le parecían.
Otros, eran su antítesis: Orgullosos, soberbios, inaguantables, prepotentes...
D. Juan Guindeo dejaba tras sí un hálito de benevolencia, de humildad, de vida espiritual, de elevación...
Todos lo sentimos cuando nos dejó...
Era como el padre amoroso de los estudiantes... Y de los que no lo eran...
Bendita sea su memoria...

martes, 11 de agosto de 2009

La primavera de mis dieciséis años...

Tras un otoño borrascoso y un invierno tenso, y cuando mi familia ya estaba más que harta de mí, optaron, a instancias de mi abuela, a que asistiera a la famosa academia del Sr. Terrén. En realidad, quien llevaba allí la voz cantante, era su bella esposa, María Pilar, conocida como Maripí.
Morena, de voz un tanto grave y de tono muy agradable, la buena Maripí, a quien Dios tenga en su gloria, ya que hace unos pocos años supe de su fallecimiento, fue la encargada de hacerme entrar en razón y conseguir que estudiara.
Y lo consiguió, dicho sea de paso.
La academia, aunque en realidad era una especie de centro de repasos, ocupaba la planta baja de una casa en la calle Cervantes. Recuerdo que tenía un olor un tanto especial, no desagradable, pero sí extraño. A las cinco de la tarde, entraba allí, y no salía hasta las nueve.
Creo que comencé las clases una lluviosa tarde de principios febrero.
Cada vez que evoco aquel lugar, se me antoja sombrío, gris..., sin embargo, me gustaba.
Llegó la Semana Santa, y no hubo clase.
Fui a pasarla en un albergue del Frente de Juventudes y O.J.E., en el cercano Canfranc, pero ya hablaré de eso más adelante.
A la vuelta, me encontré con que tenía una compañera, María, hija de militar.
Hicimos buenas migas inmediatamente.
Una tarde de sábado compartimos un castigo de los que Maripí solía proporcionar.
Era ya oscuro cuando salimos.
Sin saber por qué, nos encontramos paseando en silencio por el paseo de la Cantera. El "árbol de la salud" todavía estaba intacto...
No sé cómo ocurrió, pero aquel atardecer nos besamos.
Luego, uniendo nuestras manos, seguimos paseando hasta casi las diez.
Eso se convirtió en algo habitual.
¡Dulce María, chica de mis sueños!
Así pasó aquella primavera...
En la vida, habré besado más labios, y me habrán besado a mí, pero todavía conservo el recuerdo fresco y eternamente joven de nuestra inocencia...
María se fue de Jaca con su familia a finales de junio. Su padre, un oficial de infantería, fue destinado a otro lugar que ya no recuerdo.
Hubo algunas cartas, que se fueron distanciando hasta desaparecer...
Por algún sitio debe de haber una fotografía suya, en la que no se la distingue bien...
Prefiero el recuerdo de aquella primavera a cualquier imagen...
¡Ojalá María haya sido feliz...!

jueves, 6 de agosto de 2009

D. José Izuel Zapatel...

D. José Izuel, por quien yo sentía un gran respeto, era el Jefe de Correos. Su hermana, la Sra. Luisa, y su hermano Santos, eran vecinos nuestros, dos casas más allá. También trabajaban en Correos, Santos como funcionario, y Luisa como limpiadora. Ella tenía un corral con gallinas y allí plantaba de todo. Tomates, judías verdes, guisantes... Me gustaba el olor de ese corral...
La casa era sencilla pero muy limpia, impecable.
D. José Izuel, poesía una gran cultura. Aprendió por sí mismo inglés y francés. Sabía además incontables anécdotas de la ciudad y comarca. El día de su cumpleaños, - me contaba-, recorría las calles de lo que él llamaba "Jaca antigua".
Solíamos coincidir en el paseo de la Cantera. Una vez me habló de un personaje a quien ya conocía por mi abuela, llamado "el escalatorres". -Miguel Puertollano, me dijo enseguida. Por lo visto causó sensación en Jaca allá por los años treinta, encaramándose a los edificios más altos, incluso la torre del reloj, la catedral, etc.
Para aquellos tiempos debía de ser una atracción extraordinaria. La gente de Jaca acudía a contemplarlo mientras iba ascendiendo sin más ayuda que de pies y manos, por las diferentes fachadas de la ciudad, en tanto contenían el aliento.
D. José Izuel era un tanto poeta. Publicaba a veces unos divertidos versos de tono satírico en "El Pirineo Aragonés", y se firmaba como "Altisidoro", pseudónimo que tomó del inmortal libro de Cervantes.
A él y a D. Segundo Mesado, su colega en el ámbito de las comunicaciones, pues era Jefe de Telégrafos, los llamaban "los ermitaños". La verdad es que gustaban de deambular solos por los caminos y veredas de los alrededores, absortos en sus pensamientos y recuerdos...
Quizá eran partidarios de "a mis soledades voy, de mis soledades vengo..."

miércoles, 5 de agosto de 2009

El ayuntamiento...


¡Qué distinto, el ayuntamiento..!
Halle esta fotografía en el desván de la casa de madre, entre papeles y periódicos viejos...
Hay un cartel con una fecha, no sé si 1903 o 1905. Lo he intentado con varias lentes de aumento, pero no consigo distinguirlo con claridad.
En lo esencial, es el mismo ayuntamiento.
Se han hecho varias reformas, como todo jaqués sabe...
Sin embargo, la portada no ha cambiado...
Un día, encontré a mi abuela sentada en la bancada de piedra de la derecha...
Al acercarme, vi que estaba pálida, y respiraba con dificultad...
La acompañé a casa, cogida de mi brazo, y yo la miraba, preocupado...
Sin embargo, se recuperó enseguida.
Era un día caluroso de agosto...

jueves, 23 de julio de 2009

Vida familiar...


En aquellos años, los cincuenta y los sesenta, se hacía vida en la cocina. Esta fotografía debí tomarla el verano en el que mi madre se cambió a un piso moderno. Puede apreciarse la puerta de doble batiente, y las contraventanas, que protegían del frío, aunque no eran muy efectivas.
Más allá se ve una persiana de las de siempre, que, en verano, atenuaba la luz del sol y el calor.
La verdad es que por aquella cocina pasaron muchas personas. Incluso el famoso Padre Juan Otal, que dicho sea de paso era muy aficionado al visiteo, y lo digo por si no lo había comentado.
Aparecía a eso de las tres de la tarde y no se movía hasta la hora del coro, pasadas las ocho y media. Y ya no había nada que hacer. Centro de atención, eje de las conversaciones, de todo sabía y opinaba de todo. Lo peor era cuando rememoraba sus años de América, o su estancia en París.
En fin, que descanse en paz..., que nosotros ya lo hacemos de él...
Una estufa de serrín caldeaba el ambiente. Era un sistema barato que proporcionaba calor en los inviernos. En el horno de la estufa se asaban castañas, e incluso pordían freírse unos huevos con chorizo.
Luego, la cocina quedó relegada a un segundo plano, y sólo servía para su función primordial.
Pero recuerdo los años en los que, sentado en una silla, leía incansablemente, mientras la radio
emitía hora tras hora, hasta que nos íbamos a dormir...
¡Benditas cocinas de antaño! Sin pretensiones, humildes, cálidas, acogedoras...

jueves, 9 de julio de 2009

La antigua aula...


Aquí permanecí un curso, con el Padre Agustín López. Las ventanas daban a la calle Mayor. En aquellos tiempos no había radiadores como los que aparecen en la fotografía, tomada en el verano de 1983. Una pequeña estufa eléctrica intentaba, sin éxito, caldear un poco el ambiente.
Por supuesto, la iluminación consistía en un par de bombillas encerradas en globos de cristal, que daban una luz amarillenta.

Mi casa...


Se ve Casa Pueyo, mi casa, con la entrada de arco de medio punto, "la campanilla", Casa Izuel, y el nuevo edificio donde antes estuvo el colegio de Escolapios. Debe ser de 1986, en verano.

Enero de 1978...


La calle mayor desde el Colegio de las MM. Benedictinas.
Fue la última gran nevada que viví en Jaca.
El otoño, muy benigno, se prolongó tanto, que, a mediados de enero, todavía parecía que estuviéramos en él. Sin embargo, sobre el día 20, cayó una primavera nevada, a la que sucedió otra y otra... En algunos lugares de la ciudad había más de un metro de nieve...

Primeras nieves...


Primeras nieves, a principios de diciembre de 1970. Tomé esta fotografía por el camino que va desde la fuente de Forranchinas hasta la Residencia de Ancianos. Iba conmigo Roberto Nadal Elduayen, que ahora vive en Covarrubias,(Burgos), y con quien mantengo todavía alguna relación.

Aquellos inviernos...


Desde la terraza aún podía verse la peña Oroel. Esta fotografía es de diciembre de 1970. Fue un invierno de nieves, y estas fueron las primeras...
De vez en cuando, los pájaros se posaban en la terraza en busca de algunas migas de pan o fragmentos de corteza, cuando mi abuela sacudía el mantel, después de las comidas...
El árbol, es un peral, que daba unas peras durísimas. Sólo podían comerse en compota...
Las nieves duraron hasta finales de febrero.

martes, 23 de junio de 2009

Vista general de Jaca...


Esta fotografía debe de ser de finales del S. XIX.
Todavía no está construído el fuerte de Rapitán.
Es una imagen hallada en un libro titulado "Geografía Gráfica de España", que conservo como una
pequeña joya, ya que describe, provincia por provincia, sus ciudades y monumentos más importantes o característicos.
Este libro debe de ser un coleccionable por entregas.
En la fotografía se aprecian muchos detalles de nuestra ciudad.
Todavía hay algunos que no he podido determinar.
Espero que alguien pueda dar alguna luz sobre ellos.
Las murallas todavía estaban en pie.

lunes, 22 de junio de 2009

El veneratorio de Santa Orosia...


Este dibujo a plumilla creo que lo realicé en la primavera de 1999.
Puede verse el antiguo veneratorio de Santa Orosia, tan traído y llevado desde su demolición a finales de los años 60.
Tengo noticia, no sé si cierta, que fue diseñado por un ingeniero militar. Presenta cierto aire de templo eslavo, por supuesto no en toda su pureza, quizá debido al legendario e incierto origen de la mártir Orosia.
La verdad, considero que es mejor que permanezca en la memoria de los jaqueses que lo conocimos.
Su pretendida reconstrucción me parece una utopía.
Ya no tiene sentido.
De alguna manera, todo evoluciona, y es imposible contener el empuje de los nuevos tiempos...
También es cierto que mientras estuvo en pie, no se le prestó demasiada atención ni cuidados...

miércoles, 17 de junio de 2009

El P. Santiago López, escolapio.

La habitación del P. Santiago López Huidobro.

Dos puertas, una a la galería encristalada, otra, al claustro.
Una cama, entrando en la habitación por la galería, siempre hecha.
Una mesa de despacho, a la derecha, con una silla de brazos, y una silla enfrente.
Una mesa camilla en la esquina, con faldas y un brasero eléctrico.
Sobre la mesa, una fotografía en b/n de una anciana, posiblemente su madre.
Tras su silla de brazos, un armario.
Algunas sotanas, un abrigo o gabardina de cura, algunas libros, cajas y cachivaches variados.
Al fondo, junto a la otra puerta, a la izquierda, un aparador o mueble para guardar cosas.
También, a la derecha, entrando por la galería, un lavabo, siempre limpio.
Muchas plantas en la galería, que hacía arraigar continuamente.
¿Por qué me pongo triste?

lunes, 8 de junio de 2009

La puerta de Europa...


Para mí era la puerta de Europa. Envidiaba los trenes que cruzaban este puente sobre las vías, porque más allá se abría un mundo fascinante y desconocido. Con mi padre, que le gustaban las estaciones, paseábamos por el andén las tardes de verano. Siempre volvía con unos cuatos grillos y la sensación de que "más allá" se podía ser feliz.
Mr. Lemôine, del que ya hablaré, llegaba a la ciudad a finales de junio, y se iba un mes o un mes y medio más tarde. Pasaba un tiempo con nosotros, otro tiempo en Riglos, y aparecía en casa, sonriente, y ofreciéndome almendras saladas, que sacaba del bolsillo de su cazadora de pana.
Mi padre y yo lo acompañábamos a la estación, y contemplábamos cómo partía, diciéndonos adiós con la mano.
Yo me quedaba triste.
No sólo porque se iba una persona que era la bondad misma, sino porque yo no cruzaba ese puente en dirección al norte, en dirección a países que se me antojaban diferentes.
Aún existe ese puente, y seguirá durante mucho tiempo.
Alguna tarde, me he acercado a él, para ver llegar el tren, y verlo partir en dirección a la llanura.
Humilde e inadvertido puente, puerta de Europa, quizás algún día cruce bajo tu sólida construcción de piedras y emprenda un viaje largo, muy largo, hacia esos lugares y ciudades que siempre he querido visitar.

viernes, 5 de junio de 2009

La torre del reloj.




Era "la torre del reloj".
Para todos.
Sus campanadas marcaban la vida de nuestra ciudad día y noche.
Daba los cuartos, las medias y las horas. Y creo que repetía las horas.
En las noches de invierno, solitarias y larguísimas, interminables, las campanas de la torre eran la única compañía. "-Aún faltan cuatro horas para levantarme.."
Y volvía a las profundidades del sueño...
Mi tío, Gregorio Val, subía cada semana, provisto de una llave, para dar cuerda a su maquinaria.
Mi tío Gregoria, regentaba un establecimiento en la calle mayor, que era a la vez óptica y relojería.
De niño, con mi primo José Luis Val, enredábamos en el interior, con los extraños aparatos que manejaba su padre.
Hoy, la óptica Val ya no está en el lugar de siempre. Se halla en la acera opuesta de la calle mayor.
Esta fotografía la hice una tarde de septiembre de 1969.
Pocos días después, desmontaron el chapitel, bajaron las campanas, que duermen ahora en la entrada del Ayuntamiento, y su voz se sustituyó por un carillón moderno, que comenzó a sonar
ese mismo mes, y que fue acogido con cierta reserva.
Recuerdo muy bien la torre en invierno, cuando la nieve atenuaba el sonido de las campanas, y una cierta tristeza se apoderaba de la ciudad.
Alguna vez he soñado con el viejo reloj de la torre.
Ya se sabe que los sueños son caprichosos...

domingo, 31 de mayo de 2009

Una amistad recuperada...

D. Antonio Oliván fue mi profesor de aquella asignatura llamada Formación del Espíritu Nacional. No trabajé mucho en ella aquel año, pero saqué un notable. Quizá porque el obligado cuaderno estaba lleno de dibujos, en los que invertí muchas horas... Y eso contaba mucho...
El caso es que, creo que fue hace un par de meses, me enteré de su fallecimiento en Madrid a través de "El Pirineo Aragonés", y lo primero que hice fue ponerme en contacto con sus hijos, Antonio, María del Mar y Juan Carlos.
Así, volví a recuperar a los dos primeros, ya que con el pequeño tuve escasa relación.
Sobre todo a Antonio, que se encuentra hoy ejerciendo su profesión en un ayuntamiento de la provincia de Segovia.
Fue una conversación telefónica de casi hora y media, pero mereció la pena...
Antonio tiene una memoria prodigiosa, capaz de dar fechas y nombres con envidiable precisión.
Los dos somos ya maduros, los dos tenemos esa edad en la que comenzamos a ser "más de ayer que de mañana".
Sin embargo, al hablar y rememorar, nos sentimos como dos adolescentes.
Bien...
Hablamos de todo, de unos y de otros, y, al terminar, sentí algo así como una punzada de nostalgia.
Es inevitable...
Humanamente inevitable...
Hay noches que sueño con el Instituto, y me veo recorriendo sus pasillos, y no sé por qué, siempre termino en el laboratorio de Física, tal como estaba entonces...
Vuelven los fantasmas...
Y son caprichosos...

Jaca en la memoria...

Hoy, 31 de mayo de 2009, comienzo este blog, donde deseo volcar todos los recuerdos a mi alcance, sobre la ciudad de Jaca, y todo lo relacionado con ella.
La memoria es caprichosa, el blog también lo será...
Los recuerdos irán apareciendo de forma caótica, seguramente...
Y yo, me iré dejando arrastrar por ellos...
¿De qué hablaré..?
No lo sé todavía...
Lo que hoy comienza, es un intento de rememorar una etapa de mi vida, evocar personas y momentos, hablar de los que aún están y de los que han partido, y sobre todo, es el propósito principal hacer un ejercicio memorístico, una lucha contra el tiempo, para que, al menos, se salven del olvido el mayor número de datos...
No, no pretendo abrumar a nadie con cifras cansantes...
Sí pretendo que sea ameno, teñido con el color de la melancolía y la distancia...
Agradezco desde aquí, desde este principio, la atención que me presten quienes me lean...
Si alguien puede o quiere aportar datos, puede hacerlo a este correo: klingsor_@hotmail.com
También agradeceré todos los comentarios aclaratorios que el lector me pueda proporcionar...
En fin, esta es la primera entrada..., ojalá que esta labor sirva para algo.