jueves, 24 de agosto de 2017

Barós..., también en la memoria...

 
 
 
 
 
 
Barós. Iglesia de San Fructuoso.
Fotografía y edición de tarjeta postal,
realizadas por D. Francisco de las Heras.
Sobre 1930.
 
 
Los cipreses no eran tan altos ni tan majestuosos
como hoy se ofrecen a la vista del visitante...
 
El nártex, seguía en pie.
 
Más de una vez nos refugiamos allí,
si a la vuelta de Oroel nos sorprendía una tormenta...
 
La verdad es, que ahora, la Iglesia de San Fructuoso,
tras su restauración, muestra toda su sencilla belleza.
 
Desde la terraza de casa,
contemplábamos la aldea en las tardes de verano...
 
¡Y cuántos recuerdos,
a lo largo de los años...!
 
Poco ha cambiado este camino..., muy poco...
 
Cierto día de otoño, lo recorrimos,
para llegar hasta las fuentes...
 
Desde allí, el imponente volumen pétreo de la Montaña...
 
Incluso es posible divisar, si la vista aún aguanta,
a los que han ascendido y llegado a la Cruz.
 
¡El agua de las fuentes...!
 
Más que fresca, fría..., siempre grata...
 
Hay un desvío, camino de piedras,
que conduce al Parador.
 
¡Dichosos tiempos, en los que, desde Jaca,
emprendíamos, tempranico,
antes de que el sol calentara demasiado,
esa fácil ascensión,
reconociendo cada recodo,
cada roca,
cada grupo de árboles, a lo largo de la senda...!
 
Barós también está en la memoria,
bien guardado, entre otros amados lugares,
que endulzan y suavizan la vida...
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
(Archivo: jacaenlamemoria).