jueves, 16 de marzo de 2017

Aquellas cuaresmas...



   De pronto, un día, mientras avanzábamos en doble fila, para ir ocupando nuestros lugares en los bancos de la iglesia del colegio, los altares, las imágenes, los crucifijos, aparecían cubiertos por paños morados. 
   Grandes lienzos, para los altares. Otros, de menor tamaño, para las imágenes y las cruces. La iglesia, de por sí sombría, lo era todavía más, al llegar la cuaresma.
   Porque, la iluminación total, se reservaba para la Misa de los domingos y festivos. Con la cuaresma, los ejercicios espirituales, a cargo del P. Santiago Mompel. Se interrumpían las clases, con gran contento nuestro, pero a cambio, estábamos obligados a escuchar en silencio, las peroratas del buen escolapio. 
   Años después, nos encontramos en Zaragoza, y aún tuvimos tiempo de rememorar aquellos dias pasados. Luego, ya no tuve más noticias.
   Yo no sé si a los diez u once años, aquellos ejercicios cuaresmales nos hacían mella. Niños todavía, nada nos había contaminado. 
   En la Misa diaria, teníamos la compañía de varias ancianitas enlutadas, que ocupaban sus pequeños asientos y reclinatorios, al tiempo que rezaban durante la celebración. 
   Los grandes paños morados, cuya función era centrar la atención en las diferentes fases del tiempo litúrgico, evitando que las imágenes pudieran distraer a los fieles, desaparecían el Domingo de Resurrección. La iglesia del colegio, volvía a ser la misma de siempre.
   Aquella costumbre, desapareció, seguramente por causa del Concilio Ecuménico Vaticano II, que inició el Papa Roncalli, Juan XXIII, y que culminó Pablo VI. 
   La iglesia del colegio, fue demolida en 1984. Los últimos vestigios que padecieron la labor destructiva de la piqueta. 
   No me cuesta recordar aquellas larguísimas cuaresmas. A nosotros se nos antojaban muy largas. 
   La radio, conforme se acercaba la Semana Santa, también dejaba a un lado la musica alegre y despreocupada, para emitir música clásica, dando prioridad a las composiciones de temas sacros.
   La televisión...no había llegado a todos los hogares. 
   Me pregunto qué habrá sido de los grandes paños morados...
   Ya no ocultan nada...
   Ni falta que hace...











(Archivo: jacaenlamemoria).