miércoles, 19 de diciembre de 2012

María Ángel Montaner... Profesora y amiga...



¡Querida María Ángel...!
Has partido cuando las sombras del otoño 
se apresuran a cubrir los valles tranquilos...
El invierno nos roza ya con sus dedos,
y sentimos nostalgia
de las luces estivales...
¡Cuántos recuerdos...!
¡Cuántos gratos recuerdos...!
Aquellos años de Instituto,
luego, los veranos en Jaca...
Y siempre,
esas conversaciones larguísimas,
interminables,
que comenzaban con libros,
y finalizaban también con libros...
Ávida lectora,
compartíamos la dicha de leer...
Entretanto,
me contabas cosas de tu vida...
Alegres y tristes,
amargas y dulces...
Me hacías revivir y compartir
los años de tu juventud...
Y toda tu existencia
desfilaba ante mí...
Porque tenías el don,
ese precioso e inestimable don
de contar las cosas
como si las estuvieras leyendo de algún libro...
¡Cuánto os gustaba el campo
a Pepe y a ti...!
Su pérdida fue un duro golpe,
y lo soportaste,
pero no lo superaste nunca...
Volvimos a encontrarnos en la ciudad,
cuando había pasado todo...
Y seguimos hablando, 
hablando de libros y de recuerdos...
¡Cómo pasaban las horas,
sin darnos cuenta...!
¡Ay, el tiempo,
siempre el tiempo...!
Recuerdo la última visita...
Fue breve,
pero conservo tu sonrisa amable,
tu expresión cariñosa,
tu ademán acogedor...
¡Cómo te agradaba contemplar el río
desde tu habitación...!
A veces, 
nos quedábamos en silencio...
Viendo caer la tarde...
De vez en cuando,
te llevaba un dibujo, 
una pequeña acuarela, un apunte...
Que tú colocabas enseguida 
en el "corcho" de la pared...
María Ángel, amiga y profesora,
profesora y amiga,
donde quiera que estés,
seguro que es un lugar donde la paz 
lo llena todo...
Te recuerdo,
en este día de otoño,
de un otoño que se despide ya,
y te echo de menos...
¡Hasta siempre...!


(Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).

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