Todos, o una gran mayoría, teníamos una "arquitectura"...
Un conjunto de piezas de madera,
de colores vivos y formas simples...
Era uno de los juegos de invierno...
En la mesa del comedor, se volcaban las piezas.
Luego, íbamos construyendo...
Cuantas más piezas, mejor!!!
Se requería imaginación y cierta dosis de habilidad...,
para evitar el derrumbe y esa sensación entre fracaso y enfado,
al ver la obra "por los suelos" antes de culminarla...
Poco a poco, la propia exigencia,
nos llevaba a composiciones más audaces,
más complicadas y con mayores "riesgos"...
Siempre estaba el familiar gracioso,
que, con mayor o menor disimulo,
deshacía, eso sí, sin querer...,
alguno de los logros más atrevidos...
Algo mágico tiene este juego,
para que aún hoy esté a la venta,
con más o menos variaciones,
o de materiales diferentes...
Aunque los preferidos,
siguen siendo los de madera...
(Archivo: jacaenlamemoria).
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