Diciembre,
era un mes dulce...
¡Se acercaba la Navidad...!
Y la Navidad se iba...
Otra vez,
el despertar
en esas mañanas de enero,
crudas, hostiles...
Salía de casa,
y en un momento,
ya estaba en la
calle de las Cambras...
De allí,
a la calle del Coso,
donde recogía
a dos compañeros de clase...
Cruzábamos los tres la avenida,
y ya estábamos en el Instituto...
Las aulas,
con las luces encendidas,
los largos pasillos,
el patio donde nos reuníamos
en el tiempo de descanso...
Y vuelta a las aulas...
Sentía nostalgia de la Navidad...
El primer trimestre,
era casi como un juego...
Pasaba,
fugaz y divertido...
Comenzaba el largo camino hasta junio...
Y sentía una profunda melancolía,
que sólo con el paso del tiempo
se iba atenuando...
¡Ay, aquel rostro,
todavía infantil...!
Los largos cabellos
con los que el viento jugaba...
Y tu voz,
tu voz de niña-mujer,
que tantas veces repitió mi nombre...
"Dicen que el hombre no es hombre,
mientras no escuche su nombre
de labios de una mujer...
¡Puede ser...!"
¡Qué razón tenía D. Antonio Machado...!
Tus labios pronunciaron mi nombre,
y los míos el tuyo,
en el fondo del parque,
bajo la luna de invierno...
¡Ay, qué lejos...!
(Archivo: jacaenlamemoria).
Un bello poema, que nos transporta a la infancia una vez mas. llegué hoy por primera vez y volveré siempre.
ResponderEliminarsaludos
¡Gracias por tu comentario! Espero que nos visites con frecuencia... ¡Saludos!
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