Viernes, 22 de noviembre de 1963.
Los alumnos de Bachiller,
comenzábamos la jornada escolar
en el Colegio de los PP. Escolapios,
a las ocho y media de la mañana...
El cercano fin de semana,
y las Fiestas de San José de Calasanz,
que estaban al caer,
iban a sacarnos de la rutina habitual,
para vivir unos días de juegos,
celebraciones,
partidos de fútbol,
y sesiones de cine...
La jornada escolar era larga...
A veces tediosa...
Sólo un cuarto de hora en el patio de recreo,
por las mañanas,
y, con suerte,
desde la una y cuarto hasta las tres de la tarde,
para descansar, comer,
y terminar alguna tarea pendiente...
Luego, vuelta al colegio,
con otro intervalo de
cuarenta y cinco minutos,
y un silencioso tiempo de estudio...
Sonaba el ansiado timbre,
y, a las ocho de la tarde,
tras la última oración,
regresábamos a nuestras casas...
Por eso, hasta la noche,
los escolares,
no supimos de la muerte
del Presidente Kennedy...
Nos caía bien...
Aparecía en las revistas y periódicos que circulaban por casa,
y su imagen nos era familiar...
También "salía" en el NODO,
y en esos telediarios de antaño...
Yo lo encontraba simpático,
propicio a la sonrisa,
siempre acompañado
de su esposa y sus hijos...
Un hombre asequible,
a pesar de estar al frente
del país más poderoso del planeta...
En nuestra sencilla y monótona existencia,
no podíamos comprender
que con su muerte,
se habían roto muchos sueños...
Para los EEUU,
y acaso para el mundo...
El sábado,
que seguía siendo lectivo,
fueron numerosos los corrillos
a la hora del recreo...
Los diarios,
y algunas revistas,
lanzaron ediciones especiales...
Ese domingo,
mi primo Javier Cajal y yo,
comentábamos el triste suceso...
Ya sabíamos todos los detalles...
Pero sólo eso...
Ha pasado el tiempo,
y la muerte de JFK,
sigue rodeada de incógnitas...
Viernes, 22 de noviembre de 2013...
Hace cincuenta años...
(Archivo: cuevadelcoco).
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