sábado, 11 de febrero de 2012

¡Volveeeeeeer...!

La noche del 26 de noviembre de 1960, regresé a Jaca.
Me habían mandado a Zaragoza, a casa de mis tíos, que vivían en uno de los dos bloques del Ejército del Aire, que había en la avenida de Valencia...
Todavía están en pie...
Pero ahora, sus propietarios son civiles y particulares...
Desde aquella ventana del cuarto de estar del entresuelo izquierda, contemplaba el tráfico de automóviles, tranvías, autobuses y taxis...
Y soñaba...
¿Cómo eran mis sueños de entonces...?
Ya no los recuerdo...
Decía que regresé a Jaca...
En compañía de un militar de infantería, (tenía la misma graduación de mi tío...), con el que mantuve una gran amistad a lo largo de los años, retornaba a casa...
Al bajar del tren, hacía frío.
El viejo "coche de la estación", avanzaba lentamente hacia la pequeña ciudad...
-Las luces de Jaca..., dijo alguien, con un suspiro.
Y, tras los cristales del vetusto autobús, contemplé el "parpadeo" de aquellas luces, amarillentas,
distantes todavía, y sentí una tristeza indefinible, porque acudió a mí el recuerdo de aquel tango, que cantaba nuestra vecina, la señora Luisa...
"Ya diviso el parpadeo
de las luces, que a lo lejos,
van marcando mi retorno..."
¡La antigua casa...!
El oscuro portal, las escaleras de madera, los olores familiares...
¡Qué pequeña me pareció aquella casa en ese momento...!
¡Mi casa...!
No he tenido otra en mi vida...
He habitado otros espacios, pero nunca eché raíces en ninguno...
Porque ya las había echado en aquella calle, en aquellas escaleras, en las silenciosas habitaciones, que hablaban de ausencias, de demasiadas ausencias..., en la cocina donde se hacía vida familiar, en los pasillos, en todos los rincones...
¡Volveeeeer...!
El tango seguía sonando en el interior mi cabeza infantil..., y...me sentí triste...
El día siguiente, 27 de noviembre, era el día grande de las Fiestas de San José de Calasanz, el fundador de la Escuela Pía...

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