Fotografía tomada antes de la
restauración de la Catedral.
En más de una ocasión, pudieron verse
enjambres de abejas, alojados en los huecos de obra.
Allí crecían hierbas y plantas silvestres a su antojo.
Arriba, a la derecha de la imagen,
se observan restos de la argamasa
que recubrió el templo, y que, poco a poco,
fue desprendiéndose.
Con la restauración, la belleza de la piedra
quedó totalmente al descubierto.
A la izquierda, y al nivel de la valla,
puede verse la placa que declaró monumento nacional
al templo catedralicio.
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