martes, 4 de agosto de 2020

Jaca: "La Garisea".







"La Garisea", en el Valle del Aragón.

Los domingos, después de la Misa en el colegio,
el pequeño grupo de amigos,
solíamos dar un paseo,
quizá por respirar aire puro y limpio,
muy distinto
de la atmósfera enrarecida del aula,
en la que languidecíamos durante meses.

El Paseo de la Cantera, 
nos atraía especialmente.

Era lo más lejos que podíamos llegar,
dentro de "los límites" establecidos,
que marcaban las zonas seguras,
diferenciándolas
de los lugares "peligrosos".

Y allí, acodados en la barandilla,
contemplábamos el valle,
y, cómo no, "La Garisea".

Algún domingo invernal,
con las naricillas irritadas por el frío,
llegábamos hasta "el árbol de la salud".

Los castaños de Indias  
se desprendían de sus frutos,
grandes y brillantes,
que recogíamos con cierta avidez,
para regresar con los bolsillos llenos.

También nos agradaba el bosque de pinos,
con su misterioso y húmedo perfume.

El musgo, esponjoso, tierno,
aún no se había liberado de la escarcha,
y era difícil resistir la tentación
de hundir las manos en él...

Quién vivía en "La Garisea..."?

Nunca lo supe.

Y sigo sin saberlo.














(Archivo: jacaenlamemoria.
Imagen: Hauser y Menet. Madrid.
Años treinta).









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